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Aqui vienen articulos y palabras relavantes escritos  relavantes para nosotros en el proceso para crear la nueva cultura.

Monika Hösterey

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Durante mucho tiempo se me enseñó —como a casi todes— que la salud era una cuestión individual: del cuerpo aislado, del diagnóstico personal, del estilo de vida. Pero la vida misma no entiende de fronteras. Somos ecosistemas caminando, y cada respiración, cada emoción, cada alimento crea condiciones en el entorno que, a su vez, nos moldean.

Mi proceso de sanación del cáncer este año me reveló esta verdad en lo más íntimo. Descubrí que mi cuerpo respondía directamente al entorno: cuando estaba rodeada de estrés, desconexión y contaminación —no solo ambiental, también emocional y relacional— mi sistema se contraía. Cuando comencé a habitar un espacio más tranquilo, a cuidar mi alimentación desde el huerto, a respirar al ritmo de la Tierra, algo cambió. El cuerpo empezó a escuchar la frecuencia de la naturaleza, y desde ahí, a regenerarse.


La salud que florece con la Tierra

La salud planetaria parte de esa comprensión: que no hay bienestar humano posible sin bienestar del planeta.La medicina moderna empieza a reconocerlo en campos como la ecopsicología, la medicina ambiental y la salud ecosocial. Los estudios muestran que el contacto con la naturaleza regula el sistema nervioso, fortalece el sistema inmune y reduce los indicadores de inflamación y estrés crónico.

Pero más allá de los datos, ésta es mi experiencia viva: cuando siembro, descanso, cocino con alimentos del huerto o del mercado orgánico, o camino descalza sobre la tierra húmeda en Inla Kesh, algo en mi cuerpo se alinea con el pulso del planeta. Y cuando creo condiciones para que el entorno florezca —cuando el huerto prospera, el agua circula limpia, y la comunidad rebrota— también prospera mi salud física y emocional. El bienestar deja de ser un asunto privado y se convierte en un tejido: mi salud es la salud de lo que me rodea.


Salir de la prisa, volver a la frecuencia del planeta

Salir de la agitación moderna no es solo un acto de autocuidado: es un gesto ecológico.La tranquilidad, el reposo y el silencio nos devuelven a la frecuencia de la Tierra.Es en esa frecuencia donde la sanación se hace posible.

Aunque existen muchos aparatos cuánticos —yo misma tengo algunos y reconozco su apoyo—, he comprendido que no hay tecnología que reemplace la sabiduría de lo básico: descansar, respirar, nutrir, escuchar, reconciliar.Llegar a estar en paz con mis relaciones fue tan esencial como cualquier tratamiento físico. Sanar el cuerpo implicó sanar mi manera de vincularme con los demás, con el tiempo, con la Tierra.


Entregar el control, confiar en la vida

Durante mi proceso, intenté controlar mi sanación: planificarla, dirigirla, diseñarla.Hasta que entendí que ese impulso de control —tan profundamente moderno— era parte de la enfermedad.Soltarlo fue difícil, pero necesario.Dejar espacio al misterio, a lo divino, permitió que algo más grande que yo actuara.

Y ahí está el espejo entre cuerpo y planeta: ambos enferman cuando tratamos de controlarlo todo.Sanar, tanto a nivel personal como planetario, requiere volver a confiar en el pulso mayor que nos sostiene.



Ciencia y saberes que convergen

  • The Lancet Planetary Health Commission (2015–2021): confirma que la salud humana depende directamente de la integridad de los ecosistemas.

  • Medicina Ambiental (Arnetz et al., Environmental Health, 2019): demuestra que el contacto regular con entornos naturales regula el cortisol, mejora la inmunidad y acelera la recuperación celular.

  • Ecopsicología (Roszak, 1992; Buzzell & Chalquist, 2009): plantea que el sufrimiento humano está ligado a la desconexión con la naturaleza y que restaurar esa relación promueve bienestar psicológico.

  • Salud Ecosocial (Frumkin, 2020): integra ecología, salud pública y justicia social, mostrando que comunidades más conectadas con sus entornos naturales tienen mayores niveles de resiliencia y esperanza.


Estas perspectivas confirman lo que el cuerpo ya sabe: la Tierra no solo nos sostiene, también nos sana cuando aprendemos a escucharla.


Categoría: Salud Planetaria / Espiritualidad Encarnada

 
 
 
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